lunes, 9 de enero de 2006
Cosillas locales
En Sevilla, tierra de María Santísima, no se abre un puesto de churros sin que el régimen lo sepa y dé su autorización. Los tentáculos de esta organización llegan a todos los lugares de la sociedad. Y las Asociaciones de Vecinos no son menos, sino más bien constituyen uno de los focos principales de control.
336.000 € es lo que se ha llevado en subvenciones una Asociación de Vecinos por pedir el voto para los socialistas en las pasadas elecciones municipales. Sublime, como la Estrella. Aunque para las que se portan mal también hay otro tipo de premios.
Las cosas no se quedan ahí en estas latutides. En la web de nuestro ayuntamiento, Sevilla, la construcción de un sueño, nos venden ya la segunda transformación (o modernización, que no se aclaran) de la ciudad. Y yo que creía que esto de las modernizaciones era algo autonómico. Supongo que iremos ya por la tercera, porque desde que volvieron al Gobierno del Estado (antes decían de la Nación, pero eso ya no se lleva, caca) no se ha vuelto a escuchar nada de nada.
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1 comentario:
No me gustaron mucho los churros españoles. Aquí en Chile se les suele poner manjar en su interior, asi quedan ricos!
Saludos gastronómicos
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