Resulta que con el dinero de nuestros impuestos, el Ayuntamiento de Sevilla, además de financiar festivales que incitan al totalitarismo, se ha dedicado a pagar a una serie de jóvenes de progreso escogidos por un comité de selección, un viaje por Venezuela y alrededores para participar en unas jornadas comunistas revolucionarias organizadas por un amigo de la Alianza de Civilizaciones, donde lo mismo se encuentran terroristas etarras, que se critica la ocupación española de Ceuta y Melilla y demás cosas hipermegaprogres. Al igual que en el caso del Ayuntamiento de Córdoba, les han pillado con las manos en la masa. Pero no pasa nada, no dan explicaciones y todos tan contentos. Nadie dirá nada.
El camarada Lolo Silva (así lo llaman los componentes de su partido) es el alumno aventajado de don Alfredo Sánchez, alias Monteserrín, jefe de la tierra de María Santísima. Si el alcalde hace lo que le da la real gana, está más tiempo viajando por tierras asiáticas y africanas que en su ciudad, pasa de los problemas de la ciudad y se escabulle de los escándalos de las facturas falsas como si aquí no pasara nada, el camarada Lolo no se queda atrás. Mientras tanto, paséese usted por Sevilla y vea su estado.
Sucede que al señor Monteserrín lo ha votado la gente y tiene todo el derecho a hacer lo que considere conveniente. Tras 12 años, su partido volvió a ganar las elecciones municipales en Sevilla. Pero el partido del camarada Lolo tiene una minúscula representación, en absoluto de acorde con el poder que detentan, campando a sus anchas por la república socialista de Sevilla.
Quizás en un futuro se cambien las leyes electorales, como por ejemplo, las municipales. Yo creo que los alcaldes deberían ser elegidos directamente por los ciudadanos, así nos ahorraríamos el bochornoso especátulo de partidos ínfimos que actúan como bisagra vendiéndose al mejor postor, generalmente a cambio de la delegación de Urbanismo.
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