viernes, 31 de diciembre de 2004

Si es que todo es muy sencillo, escrito está...

Artículo 1

2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.


Artículo 155

1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.

2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.



Artículo 8

1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

miércoles, 8 de diciembre de 2004

Francia no tiene talante

El gran líder mundial que tanto mola a nuestra clase política, y no tan política, autodenominada progresista no ha pasado por el aro al encontrarse en la cumbre que se ha celebrado en Zaragoza con cuatro interlocutores, ZPin de la Generalidad catalana y tres presidentes autonómicos. La referencia y símbolo de la también autodenominada vieja Europa dijo a nuestro gran líder que nanai, que para que hablen esos señores había otros foros regionales y que él no iba a perder el tiempo en tal farsa. Y lo mejor de todo, A Monsieur Chirac no se le ha escuchado ninguna frase de apoyo o adhesión a la grandiosa Alianza de Civilizaciones. ¡Qué osadía! ¡Veréis mañana los duros editoriales contra él de los chicos prisaicos!, o no. Y es que todo apunta a que nuestro querido vecino del norte anda aún cortito de talante…

A vueltas con la educación...

Y es que hoy hemos conocido la noticia de que España en educación, de lo malo, lo peor, y de esto no sólo tiene culpa la nefasta LOGSE.

Digamos que a este resultado le podemos encontrar dos causas, las cuales se relacionan. Una de ellas es la ley de educación del gobierno socialista aprobada, tras ocho años de estudios, a principios de los años 90. Una ley que ha perseguido crear analfabetos funcionales fácilmente manejables a gusto de nuestra clase política autodenominada progresista. Una ley que es difícil de valorar en dos frases, pero podemos decir de ella que básicamente elimina el concepto del esfuerzo y que iguala por debajo, todos iguales, pero todos tontos, no premiando el trabajo y la excelencia, ya que eso se considera elitista. Desde la introducción en el currículo de asignaturas surrealistas de contenido difícilmente reconocible para alguien versado en el tema hasta la pérdida de la autoridad del profesor en clase, se pueden citar cientos y cientos de barbaridades educativas cometidas en nombre de la santa LOGSE.

Pero no nos engañemos, gran parte de culpa de nuestro fracaso educativo lo tiene la sociedad española. Una sociedad de pícaros y donde se espera a que trabaje el vecino en vez de uno mismo no puede ofrecer otra cosa. Por mucha ley de educación nueva, no se pueden inculcar valores a los alumnos si la propia sociedad carece de ellos y es que, a fin de cuentas, nos guste o no, España queda totalmente reflejada en dicho estudio educativo.

domingo, 5 de diciembre de 2004

Los inicios nunca fueron buenos...

Supongo que después de haber creado esto debería escribir unas palabras de bienvenida, la educación ante todo. Así que esta parece ser mi pequeña ventana abierta al resto del mundo, y es al pensar esto cuando aparecen las preguntas existenciales... ¿habrá alquien que se pase por aquí? Lo veremos próximamente. De todas formas, nuestro mundo es muy curioso, todos tenemos un montón de curiosidades que merecen la pena de ser contadas, o no.

Así que, para ir terminando el típico y tópico discurso inicial, me despido de usted, señor lector.