Dicen por aquí que, teniendo en cuenta lo que los españoles piensan sobre quiénes son las personas más poderosas e influyentes en nuestro país, por lo general los ministros y ministras del gobierno pintan poco, cuando figuras importantes del partido de la oposición y antiguos ministros siguen manteniendo su conocimiento y su grado de poder.
Tampoco han descubierto América los que han realizado estos informes. Yo estoy seguro que aquí casi nadie ni siquiera conoce a los ministros y ministras. ¿Sabe usted cómo se llama la ministra de Agricultura? ¿O era un ministro? Con esto de las cuotas yo me lío...
Durante el Gobierno anterior, teniendo en cuenta que mucha gente suele pasar de temas políticos, los ministros eran, por lo general, bastante conocidos. Casi todo el mundo se acuerda, por ejemplo, de Loyola de Palacio como ministra de Agricultura, de Esperanza Aguirre en Educación y de Celia Villalobos en Sanidad.
Ahora tocaría preguntarnos la causa, y es que aquí nadie identifica a las Espinosas, Salgados, Álvarez, Calvos y Narbonas de turno. Si acaso se conoce a la vicepresi, a Bono y pare usted de contar. Desde que la Truji y Moratinos ya no salen en la tele y están calladitos han perdido bastante protagonismo.
La respuesta es sencilla. ¿Se acuerdan ustedes de las feroces e incluso crueles campañas de desprestigio de los medios de comunicación contra todo ministro del PP? En especial se cebaban con las ministras. A Esperanza Aguirre la perseguían día tras día, con Loyola de Palacio tres cuartos de lo mismo y a Celia Villalobos la trataban de maruja andaluza graciosa. Recuerdo incluso las gracias que se hacían cuando Álvarez Cascos se lesionó esquiando. Pues las lesiones de nuestro amado líder cósmico jugando al baloncesto van en aumento y nadie hace chistes. Qusieran o no, esas campañas de desprestigio en programas de entretenimiento permitían también el conocimiento de los ministros por parte de un sector de la población que suele pasar de informativos y política.
El sesgo de los medios de comunicación en España es uno de los más grandes del mundo, y eso que allende los mares la cuestión no es que sea muy diferente. ¿Ven ustedes en la tele intentos de ridiculización de las Espinosas, Salgados, Álvarez y Calvos de turno? Y eso que material no es que nos falte. Pero nada, que no se le ocurra a nadie. Y como además ya ni salen en la tele por miedo a que digan cualquier barbaridad que ni siquiera el Imperio pueda maquillar, el resultado es el que es. Nadie conoce a nadie, y a las ministras y ministros, menos.
PD: Hay que ver lo que es capaz de gastarse nuestro Ayuntamiento en tecnología para recaudar más y ponernos más multas. Si no era suficiente con lo de los cepos en la zona azul, ahora nos van a llenar toda la ciudad con camaritas.
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