Pues eso. El líder del único partido de la oposición hoy se ha equivocado entrando al trapo de las provocaciones socialistas. No se puede llamar bobo al Presidente del Gobierno de España, entre otras cosas porque los españoles le hemos votado.
Mariano Rajoy tiene toda la razón, pero él no puede decir eso. Probablemente se ha quedado corto, y es que no faltarían adjetivos para describir la actuación de nuestro presidente. Pero las formas son las formas, señor Rajoy.
Además, hay material de sobra para mostrar disconformidad con el gobierno. Basta recordar el pacto con los nazionalistas del PNV y la negociación de los fondos europeos, entre otros. Con todos esos recursos no hace falta recurrir a los insultos. Para eso ya tenemos a Pepiño y Rub-Al-kahaba.
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