Renfe ha inaugurado un sistema de tarifas y compra de billetes con antelación similar al que actualmente existe en las compañías aéreas. Los precios “normales” de los viajes son iguales que antes salvo que ahora se convierten en precios máximos. De esta forma, si se conoce la fecha exacta en la que quiere viajar con algún tiempo de antelación, usando internet se pueden tener descuentos de hasta el 60 %. Genial, ¿no? Algo parecido existe en Alemania con la Deutsche Bahn, donde tenemos la tarifa normal, que se puede comprar en las estaciones, por internet e incluso usando el teléfono móvil y, si conoces con antelación la fecha del viaje, puedes recorrete Alemania por 29 € gracias a la Dauer-Spezial.
De lujo, ¿no lo creen ustedes? Pues no, hay gente a la que no le gusta. Lean el artículo, pero les selecciono algunas perlas:
“Los consumidores se pueden encontrar con algo parecido a lo que existe en el sector aéreo, donde un día el billete cuesta una cantidad y al día siguiente aumenta de forma desproporcionada”
[De esta forma] “Se puede inducir a error a los usuarios”
[Que la compra por internet sea más barata es] “un agravio comparativo” y “supone una discriminación hacia aquellas personas que no tiene ordenador o no saben utilizarlo o simplemente no quieren pagar con tarjeta de crédito”.
“Estamos en contra de que los descuentos para las compras ‘on line’ sean desproporcionadamente mayores que el de la compra presencial”, [ya que] “es abusivo y no está justificado”.
Lo ideal es que ahora hubiera más compañías que se dedicaran al transporte de viajeros por ferrocarril. Por cierto, hay un producto en Alemania que se podía también introducir en España, la Bahncard, una tarjeta de validez anual que permite tener descuentos constantes de un 25, 50 o incluso el 100 % del precio normal de los billetes por 53, 212 ó 3400 € al año, respectivamente. Señores de Renfe, pillen también esta idea.