martes, 17 de octubre de 2006

Zapatero, la negociación y la ley

El señor Presidente quiere negociar con los terroristas. De hecho, está en ello. Es legal, tiene poder para eso, aunque no sea legítimo. Me explico. En el programa electoral de Zapatero, cuando se presentó a las elecciones generales de 2004, no se citaba para nada el diálogo con los asesinos etarras. Supuestamente este señor ganó las elecciones porque, gracias a su programa electoral, se ganó la confianza de la mayoría de los españoles. Él siempre dijo que la política antiterrorista no iba a cambiar, y quedó retratado alguna que otra vez. Ahora, desde el poder, es legal lo que está haciendo, no hay nada que objetar, pero eso no impide que se haya convertido en un mentiroso. Allá cada cual con sus principios morales.

Pero no quería tratar sobre eso. Hoy quería hablar de la legalidad. Hoy por hoy, con la ley en la mano, Batasuna es una organización terrorista e ilegal. No sé nada de leyes, pero quien se reúna con ella y no dé cuenta de dichas reuniones a las supuestas autoridades, para que actúen de la manera más apropiada para detener y poner a disposición judicial a estos individuos, estaría incumpliendo la ley y colaborando con una organización terrorista e ilegal.

La pregunta es, ¿por qué el señor Presidente no cambia la ley? Es fácil, tiene apoyo parlamentario. Legalice a los batasunos y haga lo posible para que salgan de la lista de organizaciones terroristas. Sea usted respetuoso con la ley, que es usted el Presidente, señor Rodríguez. Explique a lo que quede de sociedad española que estos entes son legales y no son terorristas. Véndaselo como usted crea conveniente, muchos españoles le apoyarán y aplaudirán, independientemente de lo que ellos hayan defendido en tiempos no muy lejanos.

Legalízelos y, entonces, siéntese en una mesa con ellos. Se evitaría usted esta situación curiosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por desgracia la cosa va en serio y no quiero ni pensar lo que estara negociando esta gente sin que nos enteremos. Un saludo desde el otro lado! Por cierto, Santa Barbara, vaya ciudad bonita si señor!